Por lo tanto, según declaró Yanes a la Ser, si el Estado no protege el derecho a la vida o lo administra a su arbitrio, con la complicidad de una parte de la sociedad, "ahí hay una quiebra del Estado de derecho".

"La democracia no es la que fabrica los derechos humanos", continuó. "La democracia es resultado de que se respetan los derechos humanos, y por consiguiente son fudamento de la democracia. Si un Estado destruye derechos humanos o no los protege, está socavando los fundamentos mismos de la democracia".

El presidente del Episcopado recordó que ya en su momento la jerarquía eclesiástica rechazó la despenalización del aborto en los tres supuestos admitidos actualmente, "lo cual no quiere decir que no seamos sensibles y no seamos plenamente conscientes de la situación dramática que viven las personas -familiares y especialmente la mujer- que se encuentran en estas stuaciones (...) Pero no hay ninguna finalidad, por elevada que sea, que justifique eliminar una vida humana, aunque sea una vida humana todavía germinal".

A su juicio, el Estado tiene la posibilidad de poner en marcha programas dirigidos a ayudar a personas que estén en alguna dificultad de este tipo, "y en ese sentido es muy poco lo que se ha hecho y se podría hacer muchísimo".

Agregó que los estados democráticos que admiten el aborto "están violando un derecho fundamental, y es un deber nuestrollamar la atención sobre esto", ya que cuando se permite eliminar la vida de un ser humano "el Estado entra en una vía que tiene consecuencias muy graves".

"Nosotros denunciamos ahora los crímenes de estados totalitarios que gracias a Dios han desaparecido del horizonte europeo, pero tenemos que preguntarnos si en muchos casos no seguimos manteniendo algunos principios teóricos que están en contradicción con esas condenas", añadió monseñor Yanes.