Cañizares participó en un curso de verano sobre las relaciones entre el Estado y la Iglesia católica organizado por la Universidad San Pablo-CEU justo después de que lo hiciera el ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar.

Su conferencia se centró en el papel que debe jugar la Iglesia en la educación de los ciudadanos, aspecto en el que ve un claro riesgo de "invasión" del Estado y de la consiguiente violación de derechos y libertades fundamentales.

Cuando el Estado trata de invadir esas esferas privadas de la vida de las personas o promueve un cambio social o una nueva cultura desde el grupo de poder, advirtió, se cae en "una especia de totalitarismo que ninguna votación democrática podrá justificar jamás".

Además, en el aspecto educativo, alertó, cualquier "tendencia monopolizadora" por parte del Estado supone "un grave peligro de manipulación ideológica desde el poder político" sobre los ciudadanos.

Denunció que el "proyecto cultural" del PSOE consiste en una "escuela única, pública y laica", pero precisó que el Estado aconfesional que, efectivamente, consagra la Constitución, no es sinónimo de Estado laico, y no se puede desconocer la realidad de la sociedad española.

A las demandas de acuerdo desde el Gobierno, Cañizares respondió que el pacto ya existente es el artículo 27 de la Constitución, el que regula la enseñanza, y es ese artículo el que se debe cumplir.

Aseguró que la Iglesia Católica está luchando por defender la libertad de enseñanza para todos los ciudadanos, "ningún privilegio para sí misma".

Como "señal" de la situación que atraviesa en la actualidad la relación entre el Estado y la Iglesia, explicó en su conferencia que la Conferencia Episcopal ha accedido a los anteproyectos educativos del Gobierno y a sus propuestas para debate gracias a algún periodista "que se compadece" o a Internet, porque el Ejecutivo no se los ha proporcionado.

Denunció, en este sentido, que esos anteproyectos, tal y como se han redactado, dejarían sin soporte jurídico la enseñanza religiosa en caso de que se anularan los acuerdos con la Santa Sede, porque su regulación ya no constaría en la legislación española.

En el coloquio posterior a su conferencia, Cañizares se mostró convencido de que existen muchos católicos votantes del PSOE que reclaman enseñanza religiosa para sus hijos y a los que este partido, con sus anteproyectos educativos, "está traicionando".