Así lo manifestó durante su comparecencia a petición propia en la Comisión de Sanidad del Senado para informar sobre las líneas generales de la política de su departamento, dos meses después de hacerlo en el Congreso de los Diputados.

Durante su intervención, la titular de Sanidad remarcó el trabajo que se lleva a cabo en la actualidad con la reforma del Estatuto Marco “que lleva pendiente desde 2003 para abordar las demandas de los colectivos sanitarios”.

Del mismo modo, subrayó que “el final de las guardias de 24 horas llegará durante esta legislatura por la salud de los trabajadores y por la seguridad de los pacientes, por lo que hay que repensar la atención a la salud sin precarizar las condiciones de trabajo”.

ERRORES MÉDICOS

De hecho, estos turnos suponen para los pacientes “un incremento en la incidencia de errores médicos, deterioro en los resultados de salud, disminución en la eficacia del aprendizaje y un aumento en los accidentes laborales y de tráfico”.

Para los profesionales, “las guardias implican trastornos del sueño, agotamiento físico, incremento del número de diagnósticos de ansiedad o depresión, así como un aumento del consumo de psicofármacos, aumento de los eventos cardiovasculares”.

Además, señaló la ministra que las guardias de 24 horas son un gran generador de burnout o síndrome del ‘profesional quemado’ entre los profesionales que, a su vez, “es una grieta importante en la crisis de recursos humanos que tenemos: faltan profesionales y los que tenemos se van porque no aguantan las condiciones laborales”.

Por ello, insistió, “es imperativo no solo incrementar el número de profesionales formados, sino también priorizar el bienestar y el cuidado de nuestros trabajadores sanitarios”.