Estos dos religiosos, junto con otros cuatro misioneros javieranos no españoles (tres italianos y uno mejicano), han decidido permnecer en el país a pesar de la guerra, ya que consideran que su presencia es fundamental para atender a las personas de las que se ocupan.

El padre José Angel Aguirre, junto con otro javierano, se encuentra en el norte del país y hasta la reanudación de la actividad de los rebeldes colaboraba en la reinserción de las familias que habían huido a Guinea-Conakry por la guerra.

El padre Caballero está cerca de la ciudad de Freetown, en un centro de acogida para niños y adolescentes soldados. Junto co otro religioso javierano, trabaja en la recuperación de estos niños, utilizados en la guerra por los rebeldes y que fueron víctimas y autores de grandes atrocidades.

Los misioneros javieranos, que llevan 50 años en Sierra Leona, han hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que no se olvide de este país africano, especialmente castigado por la guerra.