"En teoría, la consagración y la profesión religiosa es la misma para hombres y mujeres, pero, en realidad, no es lo mismo ser hombre o mujer en la vida religiosa dentro de la Iglesia", afirma Torres.

En este sentido, señala que "numéricamente la vida religiosa es femenina (hay 48.690 religiosas frente a 15.445 religiosos) y, sin emargo, la inmensa mayoría de los que piensan y reflexionan sobre la vida religiosa siguen siendo varones".

Ante este panorama, la tesis que defiende Torres es la búsqueda de "una relación de paridad en la que se afirme la diferencia, al tiempo que se promueva la distribución paritaria de responsabilidades y poder en la sociedad y en la Iglesia entre hombres y mujeres".

Para ello, Fernández apuesta porque los religiosos cambien de actitud y renuncien a hacer las cosas como siempre se han hecho o coo los mayores enseñan que hay que hacerlas. A las religiosas las anima a prepararse adecuadamente para ofrecer a la Iglesia la riqueza que atesoran. "No se trata de igualdad de derechos, sino de distribuir en paridad el poder", concluyó.