LAS MISIONERAS DE RUANDA ANTICIPARON LA GUERRA DE BURUNDI HACE SEIS MESES, AL PRESENTAR EL LIBRO SOBRE SU EXPERIENCIA
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Las misionera de la Congregación de Jesús, María y José anticiparon, hace seis meses, que las mismas masacres que se habían producido en Ruanda, narradas en su libro "Esperanza en el infierno de Ruanda", se repetirían en Burundi, como así ha ocurrido, ya que los enfrentamientos étnicos eran similares.
"El principal desencadenante de los conflictos entre hutus y tutsis son los intereses de unos determinados líderes de una y otra raza, que utilizan las diferencias ancestrales entre tribus para provocar baños de sange", explicó entonces la misionera María Pilar Espelosín. "Ahora ha sido Ruanda, pero en Burundi se desencadenará una situación similar cualquier día", añadió.
"En el interior de ambos países, la situación es horrible: a los hutus que entran en terreno tutsi los mutilan terriblemente, les sacan los ojos y les cortan los miembros", explicó la religiosa, "y matan a todos aquellos que saben leer y escribir".
El libro, cuya recaudación en concepto de derechos de autor se destina íntegramente a la rehailitación de la misión que tenían en la colina ruandesa de Crete-Zaire-Nil, destruida en los conflictos ocurridos en Ruanda a partir de abril del año pasado, tras la muerte del presidente de ese país, Juvenal Habyarimana.
Las monjas critican la lentitud y el retraso de la reacción internacional ante las masacres que se desarrollan en estos estados centroafricanos. "Los países occidentales han reaccionado tarde", denuncian tajantemente. "En el Golfo actuaron con más rapidez y eficacia".
Otra de la integrantes de la misión, Ana Cuena, explicó a propósito de las masacres ocurridas en Ruanda que "el problema, que ha calado en la sociedad española y del resto del mundo a través del testimonio directo de los misioneros, aunque ha saltado a la actualidad de una forma muy repentina y puntual, dejará secuelas en las conciencias que durarán bastante tiempo".
Preguntadas sobre las vías para acabar con la guerra étnica en Ruanda, las misioneras afirmaron que "si la ONU se lo tomase más en serio y actuasede forma mucho más enérgica, habría alguna posibilidad, pero también sería necesario que tanto el gobierno en el poder como el gobierno en el exilio tuviesen alguna intención de remediar este conflicto, pero tienen mucha sed de sangre".
(SERVIMEDIA)
27 Mar 1995
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