Según fuentes jurídicas, este testigo explicó a la juez que cuando le comunicaron la llegada del avión, llamó al teléfono de la compañía en Barcelona para avisar de que el aeropuerto de Manás cerraba de ocho de la noche a dos de la mañana.

En dicho teléfono le aseguraron, según declaró ante la juez Teresa Palacios, que la tripulación conocía el horario del cierre del aeropuerto.

Finalmente, el Yakovlev 42 aterrizó en el aeropuerto de Manás cinco minutos antes de que cerrara y tripulación y pasajeros tuvieron que esperar seis horas para poder despegar de nuevo.

Este testigo explicó a la juez, siempre según fuentes jurídicas, que no vio nada extraño en el avión, tanto en su aspecto interno como en el externo.

Lo que no pudo decir es si la tripulación descansó y si el avión repostó. Del pasaje señaló, según las mismas fuentes, que bajaron del avión y que acudieron al bar a tomar algo.