Las citadas fuentes afirmaron que la decisión de destituir a Aguiló cuenta ya con el apoyo del nuevo ministro de Industria y Energía, Juan Manuel Eguiagaray, si bien persiste una fuerte reserva sobre la personalidad del sustituto, aunque seguramente provendrá de la Administración.

En la sustitución de Miguel Aguiló al frente de la compañía érea de bandera española han debido pesar las diferencias mantenidas con Javier Salas, presidente del Instituto Nacional de Industria (INI), propietario del Holding Teneo, que en algún caso llegaron a trascender con intervenciones en los medios de comunicación.

Las mismas fuentes barajan también los negativos resultados de la compañía que, en 1992, registró unas pérdidas de 34.824 millones, agravadas por las pérdidas generadas como consecuencia de las tomas de participaciones de Iberia en compañías aéeas del área del "Cono Sur" latinoamericano.

Los responsables de la propia Iberia reconocieron el pasado mes de junio que esas pérdidas se hubieran elevado a 57.000 millones de pesetas, de no ser por las ventas de edificios efectuadas durante el año pasado, y añadieron que "es fácil prever que 1993 será peor o como mucho igual que 1992".

Sin embargo, no puede atribuirse a la gestión de Aguiló el origen de esas pérdidas, ya que 1992 fue un año de abultadas pérdidas tambien para las compañías líders en el sector de transporte aeronaútico mundial, salvo para Swissair (Suiza) y Sabena (Bélgica).

Las referidas fuentes puntualizaron que el Ministerio de Industria y el INI no pueden poner reparos al Plan Estratégico para Iberia, presentado por Aguiló, que debe considerarse como un "buen plan", hasta el punto de que quien le sustituya, deberá asumirlo como propio.

Miguel Aguiló fue nombrado Presidente de Iberia en junio de 1990, sustituyendo en el cargo a Narcis Andreu. Anteriormente, había ocupdo la presidencia de Astano y Astilleros Españoles, ambas filiales del INI.