Los ecologistas mantienen que aunque la Comisión Nacional de Energía Atómica de Argentina ocultó el incidente en la planta nuclear, filtraciones internas procedentes de la central siniestrada denunciaron que el accidente había provocado una fuga de agua rdiactiva a la atmósfera.

Los responsables de la organización conservacionista mantuvieron el pasado 4 de febrero una reunión con diversas asociaciones ciudadanas en Zárate, localidad situada a unos 20 kilómetros de Atucha-I, para informarles del incidente.

Al día siguiente, la oficina argentina de Greenpeace recibió una llamada telefónica anónima que amenazó de muerte a los responsables de la campaña antinuclear si no cesaban las criticas a la central de Atucha-I.

Juan Schroeder, responsablede la campaña antinuclear de Greenpeace Argentina, que recibió otra llamada personal que le amenazó de muerte, señaló que "aunque se ha dicho a los habitantes de la zona que no pasa nada en la central nuclear, pensamos que es esencial que se diga la verdad".

Por su parte, Steeve Sawyer, director ejecutivo de Greenpeace Internacional, aseguró tras conocer los incidentes que el Gobierno argentino debe "hacer todo lo posible para proteger la vida de nuestra gente".