La sentencia de la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo asegura que el retraso de 12 horas en ingresar al paciente en la UCI constituyó un negligencia por omisión, dada la importancia que tiene en estos casos administrar el tratamiento de forma urgente.

Por ello, el Alto Tribunal condena al médico, a la aseguradora Winterthur y al Instituto Catalán de Salud a pagar a la familia del fallecido una indemnización de 18 millones de pesetas.

La sentencia del Alto Tribunal señala que el médico, a pesar de diagnosticar un shock infeccioso al fallecido cuando le atendió en urgencias a las nueve de la noche del 12 de septiembre de 1990, no l trasladó a la UCI hasta la mañana del día siguiente.

El paciente llegó "con un cuadro grave de shock persistente" a la Unidad de Cuidados Intensivos, donde falleció el 12 de octubre, después de ser sometido durante un mes a distintos tratamientos e intervenciones.

El Supremo añade que el médico apreció que el enfermo padecía shock séptico, a pesar de lo cual "no adoptó de inmediato su ingreso en la UCI y la aplicación de antibióticos", lo que "representó una actuación claramente omisiva, sobre tdo por la importancia que, en estos casos, tiene la adopción de un rápido tratamiento, aun contando con las escasas posibilidades de supervivencia del enfermo".

La defensa del doctor alegó que el paciente sólo tenía un 10 por ciento de posibilidades de sobrevivir, y el retraso de 12 horas para su ingreso en la UCI "resulta mínimo en comparación con el que permaneció en tratamiento constante en la UCI", argumentos que son rechazados por el Alto Tribunal.