Las invesigaciones sobre los hechos comenzaron a finales del pasado mes de agosto, cuando la joven acudió a un hospital con síntomas "post parto", aunque negó entonces que hubiese dado a luz.

Los médicos pusieron sus sospechas en conocimiento de la policía, quienes poco después detuvieron a la mujer y a su marido, Arnold D. como sospechosos de un delito de parricidio, que en principio negaron.

Sin embargo, el juez ordenó su ingreso en prisión y posteriormente reconocieron que arrojaron al bebé a un contendor de basura en el municipio de Mogán, en la zona turística de Gran Canaria.

Asimismo, reconcieron que eran reincidentes, tal y como sospechaba la policía, ya que hace unos años la mujer viajó embarazada a Palma de Mallorca y regresó a su país cuando ya había dado a luz pero sin su hijo. Según confesaron, en este caso también tiraron al recién nacido a un cubo de la basura.