Tricia Sloper y Bryony Beresford, expertos en políticas sociales de esta universidad que han elaborado el estudio, sostienen que la incidencia de la discapacidad entre los niños y adolescentes ha aumentado, y que las autoridades británicas no han respondido adecuadamente al incremento de estas necesidades, lo cual afecta en la actualidad a 770.000 de estas personas.

En torno a un 55% de las familias con hijos con discapacidad viven en la pobreza, ya que los costes asociados a la educación y los cuidados que precisan estos niñostriplican los de los niños sin discapacidad, y sus necesidades de asistencia reducen las posibilidades de sus padres de trabajar, subraya la investigación.

Así, un 90% de las familias monoparentales con hijos discapacitados tienen como único ingreso los subsidios públicos, que no cubren en muchos casos los gastos extraordinarios en los que incurren estas familias.

Los padres de hijos con discapacidad denuncian la falta de equipamientos yservicios de respiro familiar, así como dificultades relacionadas con la vivienda, según la investigación.

Estos progenitores también tienen niveles de estrés más elevados que los que no tienen hijos discapacitados, sin embargo, muchos se quejan de que no reciben ayuda para hacer frente a este problema.

Por ello, Sloper y Beresford recomiendan la cooperación entre distintos ministerios para mejorar la situación de estas familias en diversos ámbitos, como la asistencia médica y social, la vivienda y el ocio, y proponen, entre otras medidas, que se les asignen trabajadores sociales que evalúen sus necesidades, y que se ponga a su disposición los servicios que precisan cerca de sus domicilios.