Medio ambiente

Más del 50% del PIB mundial depende de la naturaleza, unos 58 billones de dólares

- Los costes no contemplados en la actividad económica ascienden a entre 10 y 25 billones

- Más de la mitad de la población mundial vive en zonas con impactos en la biodiversidad

MADRID
SERVIMEDIA

Alrededor de 58 billones de dólares de actividad económica anual en todo el mundo (más de la mitad del PIB global) dependen de la naturaleza de una forma moderada a alta, aunque los costes no previstos en los actuales planteamientos económicos oscilan entre 10 y 25 billones de dólares.

Así figura en un informe de la Plataforma Intergubernamental sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (Ipbes) sobre los vínculos entre la diversidad biológica, el agua, la alimentación y la salud en el contexto del cambio climático, conocido como 'informe sobre los nexos'. Es la aportación científica más ambiciosa jamás realizada sobre estas complejas interconexiones.

El informe fue dado a conocer este martes tras aprobarse en Windhoek (Namibia) durante la 11ª sesión del Plenario de la Ipbes, compuesto por representantes de 147 países. Es el producto de tres años de trabajo de 165 expertos internacionales de 57 naciones de todas las regiones del mundo, que se basaron en cerca de 6.500 referencias.

Las crisis medioambientales, sociales y económicas —como la pérdida de biodiversidad, la inseguridad hídrica y alimentaria, los riesgos sanitarios y el cambio climático— están interrelacionadas. Interactúan, se producen en cascada y se agravan mutuamente, por lo que los esfuerzos por separado para abordarlas resultan ineficaces y contraproducentes, según el informe.

El informe apunta que la biodiversidad (la riqueza y variedad de toda la vida en la Tierra) está disminuyendo a todos los niveles, desde el mundial al local, y en todas las regiones. Estos continuos declives en la naturaleza -en gran parte por la actividad humana, incluido el cambio climático- tienen repercusiones directas y nefastas sobre la seguridad alimentaria y la nutrición, la calidad y disponibilidad del agua, los resultados en materia de salud y bienestar, la resiliencia al cambio climático y casi todas las demás contribuciones de la naturaleza a las personas.

Además, recalca que impulsores socioeconómicos indirectos, como el aumento de los residuos, el consumo excesivo y el crecimiento de la población, intensifican los impulsores directos.

La mayoría de los 12 indicadores evaluados de estos impulsores indirectos, como el PIB, los niveles de población y el suministro global de alimentos, han aumentado o se han acelerado desde 2001.

“En sus esfuerzos, los gobiernos y otras partes interesadas a menudo han obviado los impulsores indirectos y sus repercusiones sobre las interacciones entre los elementos del nexo porque siguen trabajando de forma fragmentada, con muchas instituciones que operan de forma aislada, lo que a menudo da lugar a objetivos contradictorios, ineficiencias e incentivos negativos, que desencadenan consecuencias imprevistas”, según Paula Harrison, copresidenta de la evaluación.

PRESIONES ECONÓMICAS NEGATIVAS

El informe destaca que más de la mitad del producto interior bruto mundial (más de 50 billones de dólares de actividad económica anual en todo el mundo) depende de forma moderada a alta de la naturaleza.

“Pero en la toma de decisiones actual se priorizan los beneficios económicos a corto plazo mientras se ignoran los costes para la naturaleza, y no se responsabiliza a los agentes de las presiones económicas negativas sobre el mundo natural”, apunta Pamela McElwee, copresidenta de la evaluación.

McElwee añadió: “Se calcula que los costes no contemplados de los planteamientos actuales de la actividad económica -que reflejan las repercusiones sobre la biodiversidad, el agua, la salud y el cambio climático, incluidos los derivados de la producción de alimentos- ascienden como mínimo a una cifra entre 10 y 25 billones de dólares estadounidenses al año”.

Estos costes no contemplados (no considerados como parte de la toma de decisiones), junto con las subvenciones públicas directas a actividades económicas que tienen efectos negativos sobre la biodiversidad (1,7 billones de dólares al año), aumentan los incentivos financieros privados para invertir en actividades económicas que causan daños directos a la naturaleza (aproximadamente 5,3 billones de dólares al año), a pesar de las crecientes pruebas de las amenazas biofísicas para el progreso económico y la estabilidad financiera.

Retrasar las medidas necesarias para alcanzar los objetivos políticos también aumentará los costes de su aplicación. El retraso en la consecución de los objetivos de biodiversidad, por ejemplo, podría llegar a duplicar los costes, además de aumentar la probabilidad de pérdidas irreemplazables, como la extinción de especies.

La demora en actuar y abordar el cambio climático genera al menos 500.000 millones de dólares adicionales al año en costes para alcanzar los objetivos establecidos por las políticas.

REPERCUSIONES DESIGUALES

Harrison destacó que “otro mensaje clave del informe es que los efectos cada vez más negativos de las crisis mundiales entrelazadas tienen repercusiones muy desiguales, afectando desproporcionadamente a unos más que a otros”.

Más de la mitad de la población mundial vive en áreas que experimentan los mayores impactos derivados del declive de la biodiversidad, la disponibilidad y calidad del agua, la seguridad alimentaria, así como el aumento de los riesgos para la salud y los efectos negativos del cambio climático.

Estas cargas afectan especialmente a los países en desarrollo, incluidos los pequeños Estados insulares en desarrollo, los pueblos indígenas y las comunidades locales, así como a aquellos en situaciones vulnerables en países de ingresos más altos.

Un 41% de la población vive en áreas en las que la biodiversidad ha disminuido mucho, entre 2000 y 2010, un 9% en zonas en las que la carga sanitaria es muy alta y un 5% en áreas con altos niveles de desnutrición.

Algunos esfuerzos -como la investigación y la innovación, la educación y las regulaciones ambientales- han tenido un éxito parcial en la mejora de las tendencias de los elementos del nexo, pero el informe concluye que es poco probable que tengan el efecto deseado si no se abordan de forma más integral las interrelaciones y se atajan los factores indirectos, como el comercio y el consumo.

Una toma de decisiones más integradora, con especial énfasis en la equidad, puede ayudar a garantizar que los más afectados sean incluidos en las soluciones, además de emprender reformas económicas y financieras de mayor calado.

El informe también examina los desafíos futuros, evaluando 186 escenarios diferentes de 52 estudios distintos que proyectan interacciones entre tres o más de los elementos del nexo, cubriendo en su mayoría los periodos hasta 2050 y 2100.

Un mensaje clave de este análisis es que, si se mantienen las tendencias actuales en los impulsores directos e indirectos del cambio, los resultados serán extremadamente malos para la biodiversidad, la calidad del agua y algunas dimensiones de la salud, con un empeoramiento del cambio climático y mayores dificultades para alcanzar los objetivos de políticas globales.

(SERVIMEDIA)
17 Dic 2024
MGR/gja