En 1990 murieron en todo el mundo 12,7 millones de niños y niñas menores de cinco años. En 2007 el número de muertes de niños de esa edad estuvo por primera por debajo de los 10 millones.

En 2007, la tasa de mortalidad de menores de 5 años fue de 68 muertes por cada 1.000 nacidos vivos, índice que en el África Subsahariana ascendió a 160 por cada 1.000 y en los países industrializados fue de 6 por cada 1.000.

Sierra Leona es el país con la tasa más elevada de mortalidad de menores de cinco años, 262 de cada 1.000 niños menores de cinco años.

La mayoría de los niños mueren de enfermedades prevenibles, que, según Unicef, "puede evitarse con un esfuerzo conjunto y medidas simples como utilizando mosquiteras tratadas con insecticidas, inmunizando a los niños, o educando a las madres".

El número de niños menores de 5 años que carecen de acceso a agua potable es de 125 millones y 280 millones de críos viven en hogares que carecen de saneamiento adecuado.

Actualmente, hay 148 millones de niños menores de cinco años que viven en países en vías de desarrollo y que padecen desnutrición.

Además, hay 38 millones de recién nacidos que sufren daño cerebral debido a la falta de yodo. Hay otros 43 millones de niños que están en riesgo de sufrir carencia de vitamina A en el África Subsahariana.