En virtud de la Ley de Consolidación y Racionalización del Sistema de Seguridad Social, los jóvenes que carezcan de padre y madre podrán recibir la pensión hasta los 23 años, y hasta los 21 si vive uno de los progenitores.

Además, el Gobierno desarrollará próximamente la posibilidad de que, si los ngresos por trabajo remunerado no alcanzan en cómputo anual el 50% del salario mínimo interprofesional, la pensión se pueda mantener. Actualmente, la percepción de esta prestación es incompatible con cualquier otra remuneración.

Aunque la ley entrará en vigor el próximo día 5, los nuevos límites de edad no serán aplicables hasta enero de 1999. Durante el presente año, la edad máxima será de 19 años, y de 20 en caso de inexistencia de los dos progenitores. Ambas edades se ampliarán un año más, hasta 20y 21, durante 1998.

Las modificaciones no afectarán a los huérfanos menores de 21 y 23 años que hayan dejado de percibir la pensión cuando la ley entre en vigor. A la prestación tendrán derecho cada uno de los hijos, independientemente de la naturaleza legal de la filiación.

La prestación media mensual es de 30.035 pesetas, y actualemnte la perciben 206.525 jóvenes. El pago de todas estas pensiones ha costado a la Seguridad Social una media de más de 6.000 millones de pesetas al mes en lo que va e año.