Esta visita ha sido impulsada por el sacerdote jesuita Jaime Garralda y por María Matos, presidente y vicepresidenta, respectivamente, de la Fundación Padre Garralda-Horizontes Abiertos, para evitar que estos niños sufran déficit de desarrollo como consecuencia de su vida en las cárceles.

Según la legislación actual, las madres que estén cumpliendo condena en la cárcel pueden tener con ellas a sus hijos y mentener su tutela hasta que los pequeños cumplan tres años.

La citada Fundación desarrolla varios proyectos, en colaboración con la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, para que estos niños disfruten un ambiente normalizado y a un desarrollo formativo y personal acorde con su edad.