El riesgo de contraer este tipo de infecciones aumenta en verano, ya que el aumento de la sudoración y la asistencia a piscinas y playas puede facilitar el contagio.

"El verano es una época del año en la que la incidencia de infecciones ginecológicas es mayor", corroboró el doctor Juan Luis Alcázar, especialista del departamento de Ginecología de la Clínica Universitaria de la Universidad de Navarra.

Este tipo de infecciones, propiamente femeninas, se manifiesta en una amplia variedad de síntomas y molestias, por lo que los especialistas recomiendan revisiones periódicas que incluyan estudios citológicos.

Los tratamientos para paliar este tipo de infecciones suelen ser sencillos y, aunque no todas son de transmisión sexual y, en principio no tienen por que resultar afectados, es recomendable que los cónyuges también se sometan a revisiones preventivas.

Sin embargo, el doctor Alcázar resaltó que, "aunque en ocasiones es difícil", la mejor manera de prevenir estas complicaciones es "evitando los factores de riesgo como la falta de higiene o la promiscuidad sexual".