Este fue el mensaje que Marín expresó a los diputados, senadores y demás invitados a la recepción oficial en el Congreso de los Diputados con motivo del aniversario de la Carta Magna.

Es un día, les dijo, para "conmemorar el nacimiento, la fortaleza y la vigencia de la Constitución", un texto que fue punto de partida de la democracia y el "resultado de un consenso integrador muy difícil de alcanzar".

Fue posible, recordó, gracias a que todos dejaron de lado sus diferencias, "se realizaron renuncias políticas y personales para encontrar ese gran denominador común que se llama convivir en libertad" y se aprendió que esa convivencia es posible si se respeta a quien piensa y siente de una forma diferente".

En el texto "no se materializaron las aspiraciones máximas de una y otra fuerza política, pero proporcionó a España un marco jurídico y democrático suficientemente plural, flexible y abierto, capaz de crear entre los españoles un espacio de convivencia como no había conocido nunca nuestra torturada historia".

Marín matuvo su convicción de que la Constitución debe seguir siendo "el punto de encuentro" entre demócratas y también entre generaciones, porque hoy hay trece millones de españoles que nacieron después de la Carta Magna.

De aquella época, recordó, sólo quedan cinco parlamentarios. Sin embargo, relató una reciente conversación con un grupo de estudiantes en las jornadas de puertas abiertas para asegurar que los políticos de ahora "lo harán mucho mejor".

"Están obligados a demostrar que son mejores que nosotros y creo firmemente que son mejores porque también vosotros sois mejores que los de antes", dijo a los estudiantes.

Con esa convicción, Marín invitó a todos los partidos "a preservar esa condición de punto de encuentro, a persistir en la voluntad del encuentro". "No estoy defendiendo con esto una visión totémica, intocable de la Constitución. La Constitución puede ser modificada", precisó.

Lo necesario es, en su opinión, regresar a la política "con mayúsculas" y trabajar no sólo para preservar el consenso del 78, sino para ampliarlo.

Marín parafraseó a Antonio Hernández Gil, presidente de las Cortes Generales en la sesión en la que la Constitución fue sancionada por el jefe del Estado, y que dijo en aquel momento que el texto no hobiera sido posible si hubiera tenido que ser el imaginado por cada uno.

"Y me permito añadir: si las leyes hubieran de ser las imaginadas por cada uno, no habría leyes posibles. Y podría concluir: si los estatutos hubieran de ser los imaginados por cada uno, no habría estatutos posibles", concluyó.