"Todo eso es mentira", sntenció el escritor, "lo de la luz mediterránea en la pintura es un bulo: Sorolla copió esa luminosidad de un pintor sueco llamado Anders Zorn, del que vio una exposición en Madrid, y desde entonces se considera el paradigma de la luminosidad valenciana".

"El cielo mediterráneo no es azul e intenso como nos hacen creer los entendidos a la vista de los cuadros de valencianos y catalanes, sino que más bien tiene color de rata o de panza de burro, impregnado por una eterna calima", señaló Vicent, "como tmpoco es cierta la agudeza que atribuyen a los levantinos por analogía con la obra de 'Azorín'. El lo que describió muy bien fue Castilla. Azorín inventó Castilla".

El libro, compuesto por numerosos artículos periodísticos de Vicent agrupados en cuatro apartados, responde al subtítulo de "Descubrimiento del Mediterráneo como mar interior", y supone un repaso de los mitos, las culturas, las costumbres y las tradiciones de los pueblos.

"La vertical de Apolo" es el primer grupo de artículos, columna publicadas en el diario "El País", en las que el autor recorre los paisajes de Turquía y Grecia para ofrecer una panorámica sobre los dioses y la esencia de estas civilizaciones.

"Cabotajes" y "El diario de Epicuro" reúnen a su vez las columnas que Vicent ha dedicado a difundir la vida de las islas españolas y el Levante español, sus fiestas, sus leyendas y su gastronomía, así como el disfrute de las cosas sencillas que rodean la vida en estas costas.

La última parte de este volumen, denominada Del Café Gijón a Itaca", se detiene en el conocido establecimiento madrileño, famoso por sus tertulias de intelectuales y escritores, que Vicent define como "una metáfora de la ciudad, una gabarra, repleta de supervivientes, pilotada por Alfonso, el cerillero".