Los habitantes de la zona del Sahel están padeciendo las consecuencias del cambio climático, de la alteración del ciclo de las lluvias y de las plagas de langostas, que azotaron la región el año pasado.

Según Manos Unidas, la situación puede verse agravada con la llegada de la estación húmeda, por el aumento de enfermedades como la malaria, el cólera, la hepatitis o las diarreas, que afectan con mayor virulencia a las personas malnutridas.

En estos momentos además de repartir alimentos a la población, se preparan proyectos para evitar que esta situación vuelva a repetirse: creación de bancos de cereales, compra de ganado, construcción de pozos, adquisición de aperos de trabajo, etc.

Manos Unidas mantiene abierta una cuenta de emergencia cuyos fondos se están destinando a procurar alimentos de la dieta básica (mijo, maíz, tapioca y frijoles) para esta población severamente castigada, y a procurar refuerzo nutricional a niños y madres a través de centros nutricionales en estos países.

Además, el dinero recaudado se empleará en los proyectos a más las largo plazo, destinados a combatir las causas estructurales de la hambruna.