Worner, que pronunció una conferencia en Bruselas sobre la OTAN y la caída del comunismo, manifestó que "sólo si logramos la plena integración de estos países en la economía mundial, se eliminará el riesgo de inestabilidad para la seguridad europea".

El máximo dirigente de la OTAN se mostró partidario de que la ayuda tenga un carácter eminentemnte "práctico", por lo que la colaboración de Occidente deberá centrarse en las infraestructuras, los medios de transporte y la reconversión de la industria militar.

Worner defendió la continuidad de la OTAN como garante de la seguridad atlántica y dijo que la razón más poderosa de su éxito es "su perfil democrático y los lazos tan fuertes que existen entre Estados Unidos y Europa, como se demostró en la Guerra del Golfo".

En su opinión, la estrategia de la OTAN debe ser la plena integración del ayor número de países europeos: "Queremos una Europa fuerte y unida", dijo.

En cuanto a las iniciativas de defensa surgidas a este lado del Atlántico, resaltó las buenas relaciones existentes con la UEO y propugnó un reforzamiento de la autoridad de la CSCE, en cumplimiento del Acta de Helsinki y la Carta de París.