Los sucesos ocurrieron sobre las 21 horas. Cuatro enmascarados vestidos con ropas negras penetraron en la antigua discoteca "Four Roses", situada en la carretera de La Coruña, a la altura de Aravaca, y dipararon indiscriminadamente contra los dominicanos que allí pernoctaban, matando a Lucreia Pérez, de 33 años, e hirieron de gravedad en una pierna a Porfirio F.F., de 55 años.

Tras este asesinato, muchas fueron en aquel momento las muestras públicas de repulsa y condena, y las promesas por parte de las instituciones de no dejar desemparada a la hija de Lucrecia, de dar solución al alojamiento de los inmigrantes sin techo y de perseguir cuantas acciones de acoso racista prepetraran.

Sin embargo, sgún denuncia SOS Racismo, el balance de estos casi dos años no es muy alagüeño, ya que la hija de Lucrecia recibe una míseria de ayuda de 9.000 pesetas; la vivienda sigue siendo uno de los principales problemas de este sector de la población; y la actuación policial muestra un mayor empeño en perseguir a los inmigrnates que en acoger, reconocer y tramitar las denuncias que se hacen por las agresiones sufridas por ellos.

SOS Racismo teme que se presente al presunto asesino de Lucrecia como persona discpacitada y ajena circunstancialmente como atenuante de su acción, y a sus acompañantes sin responsabilidad en lo que hicieron.

A jucicio de esta organización, la falta de una figura jurídica que tipifique el racismo como delito agravante puede minimizar sensiblemetne la calificación en la responsabilidad individual y social de este crimeen.

No obstante, SOS Racismo espera un juicio justo, cuyas partes tengan en cuenta además del irreparable daño causado, la premeditación racista de los brutales hchos, las graves consecuencias para la convivencia social y la responsabilidad subsidiaria del Cuerpo de la Guardia Civil para con estos hechos.

Luis Merino y tres menores fueron detenidos por la Guardia Civil el 27 de noviembre de 1992 como presuntos autores del asesinato Lucrecia Pérez en Aravaca, 13 días después de cometeerse el crímen.

El guardia civil detenido, considerado como una persona conflictiva desde el punto de vista personal y profesional, presnetaba en su hoja de servicio nueve corectivos al aprecer por faltas menores y estaba ralacionado con grupos violentos.