El informe, presentado ayer en el Congreso por el Defensor, Fernando Alvarez de Miranda, describe un perfil típico del maltratador basado en documentación de los ministerios de Justicia, Interior, Trabajo y Asuntos Sociales, organizaciones de mujeres y estudios sociológicos universitarios.

Según ese perfil, el hombre que maltrata a las mujeres es incapaz de aceptar responsabilidades por sus actos y es estrictamente celoso: quiere controlar la vid de su esposa completamente, teme que ésta le abandone, trata de evitarlo atemorizándola y se siente en situación de poder para conservarla.

Además, los hombres que agreden a sus cónyuges o compañeras fueron maltratados o sufrieron de negligencia cuando niños, utilizan el sexo como un acto de agresión para sobreponerse a la impotencia o bisexualidad, tienen dificultad para reconocer o describir sentimientos y presentan doble personalidad, ya que son amorosos y violentos.

Los agresores de mujeres on tradicionales, creen en la supremacía del hombre y en los roles sexuales estereotipados, mantienen una relación de intensa dependencia con la víctima, utilizan el alcohol como excusa para pegar, tienen una baja autoestima y necesitan reforzar su ego dominando a su esposa.

Otros rasgos del maltratador es que nunca piensa que tienen un problema, no cree que su conducta violenta tenga consecuencias negativas, y arrastra problemas de índole sexual (miedo a la impotencia), por lo que busca demostrar su ombría a la fuerza.

En cuanto al perfil de las mujeres maltratadas, según recoge el informe, tienen baja autoestima, se sienten culpables por haber sido agredidas, fracasadas como mujeres, esposas y madres, sienten temor, pánico y no tienen control sobre su vida.

Asimismo, las mujeres víctimas de malos tratos experimentan sentimientos encontrados: rabia por haber sido agredidas, pero también un sentimiento de culpa que les lleva a pensar en muchos casos que se lo merecían.

Además, se sientencompletamente incapaces e impotentes para resolver su situación, debido a que siempre han sido controladas y dominadas; y son tradicionales en cuanto al hogar, la unidad familiar y los roles sexuales femeninos.

Otros rasgos de la mujeres maltratadas son que han sido socializadas para pensar que los golpes son cosa normal en el matrimonio, creen que nadie las puede ayudar a resolver sus problemas, excepto ellas mismas, se sienten responsables por la conducta del agresor, exhiben o demuestran una gran rsistencia y una actitud de aceptación pasiva y abrigan esperanzas irreales de que el cambio es inminente.

También se vuelven aisladas socialmente, se definen a si mismas en términos de las necesidades de los demás, corren un alto riesgo de volverse adictas a drogas o alcohol, sufren estrés o depresiones, aceptan el mito de la superioridad masculina y subestiman el peligro de su situación.

Finalmente, estas personas aceptan la visión de la realidad que tiene su compañero, sienten que no tienen dercho a defenderse, dudan de su propia salud mental y temen el estigma del divorcio.