Ramos declaró hoy que la situación actual, con relación a la capacidad de los embalses, "es mala, pero no una catástrofe", pero que si se siguen manteniendo la conciencia ciudadana y las medidas impuestas, "la situación es bastante gestionable".

Tras resaltar que en el 93 no tendremos problemas", Ramos aseguró que no entiende la campaña "catastrofista" lanzada por el PP, en la que asegura que en agosto próximo Madrid se puede quedar sin agua. "Todo esto se puede entender solamente en claves políticas y por motivos electoralistas", agregó.

Los embalses del Canal de Isabel II cuentan, a fecha de hoy, con 378 millones de metros cúbicos de agua, es decir, están al 40 por ciento de su capacidad. Esto supone que el volumen de agua embalsada se sitúa muy por debajo del valor edio en esta época del año y, en cantidades absolutas, hay embalsados 111 millones de metros cúbicos menos que el año anterior por esta fecha.

A continuación, Roque Gistau, director gerente del Canal de Isabel II, tras loar el comportamiento ciudadano en restringir el consumo del agua, señaló que las medidas impuestas por el Gobierno regional han conseguido un ahorro de unos 90 metros cúbicos de agua, es decir, un 11% del consumo total.

Asimismo, ofreció los datos de factura de agua por viviendatrimestre y el cálculo de comsumo con tarifas de 1992. Según datos del Canal de Isabel II, el 83,5% de los abonados gasta hasta 45 m3/vivienda trimestre; el 9,5%, entre 45 y 60 m3; el 6,1% entre 60 y 120 m3, y sólo el 0,7% entre 120 y 220 m3.

Con estas cifras en la mano, el director gerente desmintió que se tenga intención de penalizar, por ahora, a los consumidores que más agua gasten. En su opinión, esta medida incentivadora del ahorro, que no se aplica ni está previsto ponerla en marcha, sólo se etudiará en casos límite, que no es la situación actual.

Gistau desmintió también que la calidad del agua que consumen los madrileños se haya deteriorado por el descenso del nivel de los embalses.

Los responsables del Canal de Isabel II tienen el proyecto de ampliar en 50 el número de pozos para sacar agua subterránea, que en la actualidad da de beber a una población de unas 700.000 personas.