Según informó hoy la Jefatura Superior de Policía de Madrid, la víctima permaneció amordazado y encadenado, fue objeto de malos tratos y únicamente pudo beber dos vasos de agua durante su cautiverio. Los secuestradores le exigían el pago de una supuesta deuda de 4 millones e pesetas.

Fue el hermano de la víctima quién denunció el pasado 19 de mayo la desaparición de su familiar. Sospechaba que tal vez habría sido secuestrado e incluso aportó a la policía algunos datos sobre uno de los presuntos implicados. Al día siguiente, Hassan fue liberado en Madrid, cerca de la Plaza de Castilla.

El marroquí fue trasladado a un centro médico, ya que presentaba politraumatismos y quemaduras en el tórax y en la espalda. En su declaración, explicó a la policía que había acudido auna cita en un bar de Colmenar Viejo y estuvo tomando unas copas con uno de los detenidos, Hamal, y con otra persona.

A las 9 de la noche abandonó el establecimiento y, cuando apenas había caminado unos metros, fue asaltado por tres individuos, que le introdujeron en una furgoneta. Con cinta aislante le taparon los ojos y la boca y fue trasladado a un habitáculo, donde le quitaron la ropa y le encadenaron de pies y manos.

Sus secuestradores, según relató la víctima, le repetían que debía pagar 4 illones de pesetas por una deuda de su hermano. Mientras estuvo en esta situación, fue sometido a todo tipo de malos tratos: golpes y quemaduras con la cera de una vela y, de vez en cuando, le mojaban con agua fría.

UN REVOLVER EN LA BOCA

También le introdujeron en la boca el cañón de un revólver y le amenazaban de que iban a disparar. En las 72 horas de secuestro sólo bebió dos vasos de agua y comió una hamburguesa poco antes de su liberación.

Los policías establecieron un dispositivo especialde vigilancia y, una vez identificado el principal sospechoso de los delitos, consiguieron localizar a otros dos miembros de la banda.

Una vez detenidos, a Hussein el K. se le intervino una furgoneta Citröen, supuestamente utilizada para el secuestro. Tanto el como Jamal el H. y Jamal E. están acusados de ser los autores materiales de la detención ilegal.

Ibrahim es el dueño del sótano donde supuestamente mantuvieron encerrada a la víctima y ya fue detenido en 1988 con un alijo de 2.000 kilos de achís.