El primer caso de lo que la policía califica como "contagio" se produjo el pasado día 4 de agosto, cuando Daniel G.T., de 19 años, denunció en comisaría la sustracción de un ciclomotor, propiedad de una empresa de servicio de pizzas de la que era repartidor.

Fruto de la investigaciones se comprobó que el falso denunciante había escondido el vehículo en casa de unos amigos para quedarse con él.

Dos días más tarde, el 6 de agosto, Paloma G.R., de 38 años, acudía a comisaría para denunciar que cuando se encontraba sacando dinero en un cajero automático había sido víctima de un robo con intimidación cometido por un individuo que la amenazó con una navaja.

De acuerdo con la denunciante, el ladrón le había sustraído 55.000 pesetas en efectivo y diversos objetos persoales valorados en otras 25.000 pesetas. La Policía entregó a la supuesta víctima un álbum fotográfico para ver si reconocía a su agresor, pero, frente a las preguntas de los agentes sobre cómo ocurrieron los hechos, Paloma G. se derrumbó y confesó que todo era una invención para cobrar el dinero de la compañía de seguros.

El último caso tuvo lugar el pasado miércoles, día 25. La Policía detuvo a José A.F., de 44 años, acusado de simular la sustracción de su vehículo con el fin de cobrar el dinero de s compañía de seguros.

De acuerdo con la información policial, no era la primera vez que José A. obtenía dinero de su aseguradora mediante el mismo procedimiento. Su "modus operandi" consistía en contratar para su vehículo un seguro a todo riesgo y denunciar el robo de radiocasetes y efectos personales en el interior del coche, lo que, hasta la fecha, le había reportado distintas cantidades de dinero procedentes de las compañías aseguradoras.