Alfonso Pérez Sánchez, ex director del Museo del Prado, es el responsable de esta muestra en la que, según destacó durante la presentación, se ha cumplido el objetivo de dejar constancia del maridaje constante que han mantenido la pintura y la ciudad.

Arrancando desde las primera imágenes de lo que eran la villa de Madrid y sus alrededores, con edificios muy dispersos, en el siglo XVII, cuando Felipe II trasladó aquí la corte, la exposicón traza una lección histórica a través de las gentes, las calles y las costumbres.

Desde los autos de fe de la Plaza Mayor de Francisco Rizi, datado en 1680, que constituye un fiel retrato de cada uno de los más de mil personajes que se concentran en el recinto, hasta las vista aéreas de los tejados de la capital realizadas por Antonio López en los años 60, la exposición refleja la evolución urbana.

PROTAGONISMO DE LA CIUDAD

"La referencia urbanística, el hecho de que, de una u otra manera Madid fuera el protagonista, ha sido el principal elemento de juicio para la selección de los cuadros que componen la muestra, lo cual provoca la ausencia de algunos autores, como Velázquez, que no se centraron en retratar la ciudad, sino que la utilizaban como fondo de otros temas", explicó Pérez Sánchez.

A pesar de que Velázquez no está presente en la exposición, ya que, según el comisario, "el único cuadro claramente urbano, ambientado en el Picadero del Buen Retiro, que ya fue expuesto en 1990 en Madid, es de pequeño tamaño, el coste del seguro era muy elevado y nos ha parecido que no merecía la pena volver a exponerlo en tan corto espacio de tiempo".

También destacó la evolución de los gustos pictóricos según las épocas, como se traduce de la afición en el siglo XVII por el retrato de edificios, en el XVIII por las escenas de vida social, en el XIX por el costumbrismo y los suburbios, y la atención por la vida ciudadana y el crecimiento de la urbe en el siglo XX.

RESTAURADOS PARA LA OCASION

Buena parte de los lienzos presentes en la muestra del Museo Municipal han sido restaurados expresamente para esta ocasión, y en el caso de los pertenecientes al Patrimonio Nacional sólo fueron prestados a condición de que el Consorcio Madrid 92 corriese con los gastos de su rehabilitación.

Entre las curiosidades que ofrece la muestra se encuentran tres tablas de Picasso, fechadas entre 1897 y 1898, así como dos cuadros figurativos de dos artistas contemporáneos típicamente abstractos, como son Luci Muñoz y Gerardo Rueda.

Los últimos lienzos de la exposición, pertenecientes al Grupo Crónica, Eduardo Arroyo, Gerardo Rueda y José Morea ya no reflejan el Madrid objetivo, sino una visión particular en que se reconoce más el espíritu de la ciudad, en los años 80, que sus calles o sus gentes.