El niño se presentó en la Unidad de Vigilancia Administrativa número 2 de la policía sobre las 20 horas de ayer. Los agentes comprobaron que sufría un estado de agitación nerviosa y tenía señales de golpes, así como arañazos en cuello y nariz.

Trasladado a la asa de socorro de Carabanchel, el facultativo extendió un parte en el que advertía erosiones diversas en cara, cuello, contusiones y una contractura muscular a la altura de cervicales, consecuencia de golpes.

El niño acusaba a sus padres, por lo que fue puesto a disposición del Grupo de Menores de la Policía Judicial (Grume), que a su vez inició las diligencias para esclarecer el caso. El Tribunal de Menores decidirá finalmente la suerte del niño y si los padres han tenido efectivamente alguna responsbilidad.