El detenido había hecho una conexión en el cable telefónico de una vivienda situada en un edificio contiguo y consiguió defraudar unas 200.000 pesetas en llamadas telefónicas.

La víctima de este fraude, vecino de la calle Aduana, número 27, de Madrid, denunció la supuesta estafa. La factura por el gasto de teléfono desde el 5 de marzo al 5 de mayo ascendía a 118.329 pesetas y, según aseguró en la denucia, él no había realizado tantas llamadas desde su teléfono.

Agentes de policía acudieron a la vivienda y comprobaron que había una conexión en la línea, a su paso por el patio interior. Siguiendo el hilo, llegaron hasta su vivienda del número 23 de la misma calle, donde residía Abul K., originario de Bangladesh.

El detenido tenía instalado el teléfono en su dormitorio y por la noche acudían otras personas para llamar al extranjero. La compañía telefónica ratificó que además del último recibo qu había recibido la víctima del fraude se habían realizado otras tantas llamadas por importe de 65.318 pesetas más.