Según informó la Jefatura Superior de Policía de Madrid, las pruebas científicas realizadas demostraron que el fallecido era Santiago L.S., de 90 años, originario de Cuenca y vecino de San Fernando.

Estos datos, según la Policía, desmienten las "precipitadas y poco documentadas versiones", según las cuales el cadáver correspondía a un ciudadano sudamericano de unos 40 años.

El trabajo para la identificación del cuerpo de antiago L.S. ha sido muy laborioso, puesto que llevaba unos once días en el río. La prueba fundamental que determinó su identidad fue la reconstrucción de las crestas papilares del dedo índice de la mano derecha, llevada a cabo en los laboratorios de la Policía Científica.

Según las conclusiones a las que llegaron los agentes encargados del caso, Santiago L.S. se dirigió el pasado 3 de septiembre a la Comisaría de San Fernando, para denunciar que la hija con la que convivía le había pegado y quitado e dinero. En esa dependencia policial se limitaron a redactar un oficio, sin que se volvieran a tener noticias del fallecido desde ese día.

Hasta el 22 del mismo mes, los hijos de L.S. no denunciaron la desaparición de su padre. Aunque habían conocido a través de los medios de comunicación la existencia del cadáver encontrado en el Jarama, no pensaron en ningún momento que se tratara de su progenitor, puesto que todas las informaciones señalaban que la muerte se había producido 30 o 40 días antes.

Sin embargo, por la descripción que los hijos facilitaron de la vestimenta de su padre, así como por otros detalles, los investigadores sospecharon que el fallecido era Santiago L.S., circunstancia que ha sido demostrada científicamente. En la actualidad, se están tramitando diligencias para aclarar las circunstancias de su muerte.