Fue el padre de las víctimas quien llamó al 091 a las 17,45 horas de ayer, ya que había acudido a visitar a sus hijos, que residían solos en la vivienda y a los que no veía desde hacía dos meses, yse encontró con el cadáver de uno de ellos junto a la puerta de entrada.

Tras recibir el aviso, se desplazaron al domicilio funcionarios de la Sección de Homicidios y de la Brigada de Policía Científica, que encontraron los dos cadáveres en avanzado estado de descomposición, uno junto a la puerta y otro sobre una cama.

En el salón había una estufa de gas butano con la espita abierta y totalmente vacía y sobre una mesa se encontraron varias jeringuillas, algunas de ellas con restos de sangre. Tambén había utensilios utilizados habitualmente para el consumo de droga y dos tarros de cristal con polvos de color blanco y gris, que han sido recogidos para su análisis y que podría tratarse de estupefaciente.

La televisión estaba encendida y de la primera inspección ocular no se deduce la existencia de signos de violencia en los cuerpos o en los accesos a la vivienda, situada en la plaza de Castillo de la Mota, número 3, en el distrito de San Blas.

Según manifestó su padre, Mariano y Alberto J. esidían solos en casa, ya que el resto de la familia se había trasladado a vivir a una localidad de los alrededores de Madrid debido a los conflictos que provocaban los dos hermanos por su adicción a las drogas. De los dos tuvieron noticias por última vez hace dos meses.