Ambas asociaciones, en una muestra de rechazo a este tipo de instalacioes, formaron un cortejo fúnebre y, tras leer un manifiesto de condolencia en el puerto de Navacerrada, se encaminaron en solemne procesión al camino Schmit, donde realizaron un simulacro de entierro.

Los ecologistas, de riguroso luto, portaban un ataúd y varias pancartas contra los cañones de nieve, una de ellas en forma de esquela, y colocaron grandes lazos negros en los árboles que bordean las pistas de esquí.

A juicio de la Asociación Ecologista de Defensa de la Naturaleza (Aedenat) y la Coordnadora Madrileña para la Defensa de la Naturaleza, el funcionamiento de los cañones de nieve ha provocado daños irreparables en los alrededores del Puerto de Navacerrada, el monte del Telégrafo y en el bosque de Valsaín.

Los ecologistas recuerdan que las obras comenzaron el 1 de agosto de 1993 y suponen la apertura de casi 4 kilómetros de zanjas, la construcción de un depósito subterráneo con capacidad de almacenar 5.000 metros cúbicos de agua bajo el monte del Telégrafo y una captación de agua y una stación de bombeo en pleno bosque de Valsaín.

Tras sucesivas acciones judiciales contra estas obras, el Tribunal Superior de Castilla y León ordenó su suspensión cautelar, por considerar que había grave riesgo de que se produjesen daños medioambientales irreversibles, a partir de las pruebas presentadas por estas dos asociaciones conservacionistas.