La comisaría de Tetuán había recibido varias quejas de vecinos de la calle Ambrosio; denunciaban que, en el número 15 de esa vía pública, había un trasiego continuo de personas a altas horas de la madrugada y lo relacionaban con el tráfico de estupefaciente. Las sospechas vecinales se centraban en un hombre: Juan Antonio F.J., de 31 años. Las amenazas de éste y personas de su entorno a los ciudadanos para que no los denunciaran había trastornado la vida cotidiana de éstos.

Por todo ello, el MIP II d la comisaría estableció en las inmediaciones del domicilio un dispositivo especial de 24 horas; se trataba de someter a un exhaustivo control al sospechoso. Después de varios días de seguimiento, los investigadores averiguaban que Juan acudía con frecuencia al domicilio de su madre, situado en la calle Francos Rodríguez. Por tanto, el miércoles de madrugada los agentes ampliaron a este lugar la vigilancia.

Transcurridas unas horas, una mujer hacía acto de presencia en el portal vigilado. Su nerviosa ctitud llamó la atención de los policías que observaron como, minutos más tarde, y sin moverse del interior del portal, mantenía una conversación con Juan. A continuación, la vieron salir con un paquete en su mano. Unos metros más abajo era detenida.

En el primer momento, la mujer identificada como María Jesús S.H. sostuvo que en el paquete no llevaba cocaína, sino un producto biológico, porque era bióloga. En ese momento apareció ante los policías Juan. Su argumento los dejó boquiabiertos; según él, l paquete era paracetamol y se disponía a venderlo en un poblado. Juan ha estado detenido en once ocasiones, la mayoría por delitos contra la salud pública. Maria Jesús carece de antecedentes.