Al contar a su madre la última agresión sexual, ocurrida hace cuatro meses, la progenitora no la creyó, pese a mostrarle los moratones, como en anteriores ocasiones, y la expulsó de casa. La joven, de 18 años, decidió ayer acudir al Juzgado de Guardia para denunciar los hechos, que fueron investigados por el Servicio de Atención a la Mujer de la Brigada de Policía Judicial. Según la joven, las violaciones y palizas comenzaron cuando ella tenía trece años, poco después de que Luis M. comenzara a vivir con su madre, y se prolongaron hasta hace cuatro meses, tiempo en el que no dijo nada porque el agresor la había amenazado con matarlas a las dos si lo hacía.

Una vez conocidos los hechos, los investigadores acudieron al domicilio familiar y detuvieron en el portal de la vivienda al presunto agresor, Luis M. L., que cuenta con un antecedente por robo, quien se negó a delarar y pasó a disposición judicial.

Por su parte, la madre negó a la policía la existencia de las violaciones denunciadas por su hija, aunque admite haber visto los hematomas que ésta le mostró la última vez. Según la progenitora, los moratones no fueron producto de los malos tratos, sino del karate que practicaba su hija.