Según informó en una nota la Jefatura Superior de Policía, las investigaciones se iniciaron a raíz de las denuncias presentadas por particulares en diversas comisarías de la capital al haber recibido en sus cuentas cargos de compras que no habían efectuado.

Losfuncionarios averiguaron que el presunto delincuente, además de obtener datos de los tickets de compra, tenía en su poder formularios de la Seguridad Social y nóminas, documentos mediante los que conseguía el nombre, DNI y datos bancarios de trabajadores de su empresa o de otras vinculadas.

La Policía explicó que con todos estos datos el presunto delincuente realizó diferentes tipos de estafa como compras fraudulentas en Internet desde un "cibercafé" o la apertura de líneas de crédito a través de baca telefónica con un límite de 100.000 pesetas que gastaba hasta que la víctima se percataba.

Otra de la las actuaciones delictivas consistía en vincular un nombre real o ficticio a una línea de telefonía móvil. Días más tarde, se identificaba como titular y solicitaba una recarga que corría a cargo de un número de la tarjeta de crédito previamente robado.