Una llamada anónima comunicó anoche al 092 que en el mencionado número de esa calle se oía un gran ruido que molestaba a los vecinos. Personada una patrulla de la Policía Municipal, encontró a un encargado y seis personas más, todas chinas, que estaban trabajando en un taller de confección a la una de la madrugada.

Los empleados estaban laborando con máquinas de coser, cortar, planchar y remachar, 16 máquinas en total. Esparcidas por el suelo abía numerosas prendas semiconfeccionadas, que dificultaban los movimientos o una posible evacuación en caso de incendio.

Los agentes solicitaron a la persona encargada el permiso de actividad, pero no presentaron ni el permiso ni ninguna documentación, tanto del establecimiento como de las personas, por lo que los siete fueron trasladados a la Brigada Provincial de Documentación de la Jefatura Superior de Policía de Madrid.

En el taller se encontraban 350 chaquetas y pantalones colgados en perchs totalmente acabados, además de otros 150 artículos más metidos en cajas de cartón.

En el propio local existe una cocina con restos de comida, mucha basura y las mínimas condiciones higiénicas. En el suelo había colchonetas y cinco más en un altillo (un piso superpuesto como un falso techo). El establecimiento quedó precintado.