A pesar de la espectacularidad del accidente y de que el vehículo quedó completamente destrozado, el conductor sólo sufrió algunos rasguños.

El accidentado explicó a los agentes qu, tras despistarse, perdió el control del coche, se subió a la acera y acabó metiéndose en la boca de Metro, donde el turismo quedó empotrado. Sin embargo, cuando los agentes procedieron a practicarle la prueba de alcoholemia, dio positivo, por lo que fue trasladado a las dependencias policiales de la calle Plomo para prestar declaración.

Aunque no hubo que lamentar daños personales, el siniestro sí provocó cuantiosos daños materiales, ya que el coche destrozó gran parte del muro de piedra que rodea l entrada al Metro y tres metros de valla peatonal.