La tradición cuenta que el patrón madrileño, San Isidro, llegó a Torrelaguna en el siglo XII por la invasión árabe y se puso a trabajar como agricultor para una familia que tenía tierras, los Vargas.

Esta familia de la nobleza ha intentado conservar a lo largo de la historia la casa donde vivió San Iidro que se encuentra al lado de un palacio, para conservar la tradición local.

En la actualidad, la casa pertenece a una modesta familia, el propietario es Antonio Ubureo, y con sus pequeños recursos, "poco a poco" está sufragando de su bolsillo la recontrucción interior de la casa del santo madrileño.

La casa, que se encuentra a las afueras, es aneja al palacio donde vivian los amos. Mantiene su fachada exterior en buenas condiciones, aunque la reconstrucción interior sigue paralizada. Es de esilo castellano, muy sobrio, propio de la época.

Según manifestó a Servimedia el historiador y miembro de la Cofradía de San Isidro y Santa María de la Cabeza, Mariano Cid, "Torrelaguna, como la casa del santo, como otros muchos edificios, está totalmente desasistida del Ministerio de Cultura. Y aunque el ayuntamiento hace todo lo que puede, le faltan fondos y no tiene cobertura jurídica que le permita intervenir con la garantía suficiente de protejer estos complejos".

De esta manera, los torrelagnenses quieren que se "recupere la tradición, la raíz, los verdaderos orígenes de San Isidro" y, "al igual que el santuario de el Rocío, o Guadalupe, los madrileños, puedan venir aquí, a la ermita del santo, y venerarlo".