Los vecinos de la calle Palencia, en el distrito de Tetuán, habían llamado en varias ocasiones a la policía (Municipal y Cuerpo Nacional de Policía) y una vez también se recibió una denuncia telefónica en la Junta Municipal por los continuos lloros y malos tratos infligidos al niño, que nació el pasado 7 de julio.

Pero hasta que fue presentada una denuncia el pasado 15 de agosto en la comisaría de Tetuán, no se produjo una visita al domicilio del niño ese mismo día, por parte de funcionarios del Grupo de Menores de la Policía Judicial (Grume) y de una asistente social municipal, según señaló a esta agencia la Jefatura Superior de Policía de Madrid.

En el momento de la visita, la madre, Pilar Negro, se encontraba sobria y el bebé estaba durmiendo, sin que las denuncias recibidas de malos tratos físicos pudieran constatarse.

Negro explicó entonces a los policías y la asistente que había sufrido una depresión postparto y una intervención quirúrgca días después de dar a luz y que quizá no estaba en las mejores condiciones para atender al bebé. Los agentes concluyeron que necesitaba ayuda de la Junta de distrito de Tetuán.

La asistente social tomó nota del caso para seguirlo y el Grume dio parte a la Fiscalía de Menores. Once días después se produjo la brutal agresión en plena calle al calor de una discusión conyugal más. Los padres quedaron hoy en libertad provisional.