Según el Ayuntamiento, esta campaña pretende también valorar la importancia de esta irregularidad desde el punto de vista sanitario y económico y tomar las medidas necesarias para su control, ya que puede llevar aparejados riesgos para la salud de los consumidores.

Este fraude al consumidor consiste en la sustitución o rellenado del envase de una bebida alcoólica generalmente whisky, ginebra o ron, que corresponde a una marca de reconocido prestigio en el mercado, por otra de inferior calidad y precio, y está expresamente prohibido en la reglamentación técnico-sanitaria que regula las bebidas alcohólicas y que protege la adulteración de estos espirituosos.

En las inspecciones participan más de medio centenar de personas entre inspectores sanitarios (veterinarios y farmacéuticos) y técnicos en calidad y consumo que además estarán acompañados por miembros e la Policía Municipal.

Estos funcionarios, que actuarán en horario nocturno y diurno, tomarán un mínimo de cien muestras -en bares, terrazas de verano, cafés, pubs y discotecas- de botellas previamente abiertas. Estas pruebas serán enviadas al Laboratorio Municipal de Higiene para su estudio.

La primera campaña de control en bebidas alcohólicas data de 1985 y desde entonces se repite cada año. La experiencia y los resultados vienen demostrando que este fraude ha ido disminuyendo considerablement.

En los últimos cinco años se ha detectado un descenso del "garrafón". En el año 98, de las 272 muestras que fueron tomadas y analizadas, se detectó un porcentaje de incumplimiento del 3,6%. En 1999, se observó un 5,5% de irregularidades. Ya en el año 2000, el porcentaje bajó a un 1,7% y al siguiente, 2001, no se observó ningún caso de "garrafón", aunque el año pasado el incumplimiento de la ley llegó a un 2%.