Fuentes policiales informaron a Servimedia que este paquete-bomba simulado fue localizadohacia las ocho y media de la tarde en la oficina de Correos del madrileño barrio de Chamartín. Los empleados del servicio postal descubrieron el paquete sospechoso al pasarlo por el escáner y decidieron poner el caso en manos de la policía.

De acuerdo con las mismas fuentes, todo indica que se trata, como en las tres ocasiones anteriormente mencionadas, de falsos artefactos explosivos, por lo que, al igual que en esos casos, se descarta la autoría de ETA.

Los tres paquetes detectados en julio era artefactos caseros sin material explosivo en su interior. Tan sólo llevaban cables, un reloj digital y una lata con líquido.

El supuesto remitente de aquellos tres paquetes eran un preso peligroso que se había suicidado. Este dato hizo creer a la policía que los autores de los envíos pudieran ser miembros de los grupos que trabajan en defensa de los presos.