El hombre fue detenido en Santa Olalla (Toledo) por haber incurrido en un intenso proceso de radicalización que hizo por sí mismo y sin ayuda de otras personas. El hombre se formó con materiales obtenidos a través de redes sociales.

En los registros se encontraron más de 4.000 archivos de contenido yihadista en distintos dispositivos electrónicos. Entre ese material había incluso manuales de fabricación de explosivos o ideas para cometer atentados con veneno, con armas blancas o con productos químicos o armas bacteriológicas.

La Fiscalía solicitaba ocho años de prisión para él, pero su defensa llegó a un acuerdo de conformidad con el Ministerio Público en virtud del cual ha admitido su culpabilidad y ha aceptado dos años de prisión por el delito de autoadoctrinamiento y un año y cinco meses por otro de enaltecimiento del Estado Islámico. El tribunal le ha aplicado la atenuante de confesión tardía.

Según la Fiscalía, tras radicalizarse por sus propios medios, el hombre de origen marroquí se encontraba ya en condiciones de perpetrar un atentado terrorista, para lo que estaba ya “dando los pasos necesarios”. En ese sentido, el Ministerio Público considera que estaba a punto de convertirse en un ‘lobo solitario’.

Además, influyó sobre sus dos hijos menores, de 14 años de edad, a los que educaba en un seguimiento estricto de las normas islámicas poniéndolos en “riesgo de radicalización religiosa violenta". El hombre se valía de libros sobre el Estado islámico para los niños, así como de contenidos de carácter audiovisual sobre el entrenamiento de niños como combatientes.