Esta afeción ocular, que puede llegar a causar ceguera, es a menudo hereditaria y se produce cuando el humor acuoso, un líquido transparente que circula por el interior del ojo y nutre las estructuras que lo componen, de forma similar a como lo hace la sangre con otros órganos, no se evacúa correctamente, lo que produce una elevación de la tensión ocular que termina dañando el nervio óptico.

En la realización del estudio efectuado en el centro neoyorquino participaron veinte voluntarios afectados por glaucomaotros veinte que no sufrían este mal. Los especialistas midieron tres veces la tensión ocular de los participantes, una antes de ponerse la corbata, otra mientras la llevaban puesta y la tercera después de quitársela.

Del grupo que no sufría problemas oculares, siete de cada diez registraron subidas de la tensión ocular mientras llevaban la corbata con el nudo apretado, en comparación con los seis de cada diez del grupo que padecía glaucoma.

El motivo de ello, según los autores del estudio, serí la presión ejercida por la corbata en la yugular, que eleva la presión tanto en la mencionada vena como en el ojo. Por ello, los científicos neoyorquinos recomiendan no levar corbatas apretadas y, en todo caso, no utilizarlas cuando uno vaya a someterse a exámenes oculares, ya que podría dar lugar a falsos diagnósticos de glaucoma.