LA LLEGADA POR SEPARADO DE CARLA BRUNI Y SARKOZY AL CONGRESO PROVOCA DECEPCIÓN EN PERIODISTAS Y PÚBLICO QUE LA ESPERABA
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El público congregado a las puertas del Congreso de los Diputados para presenciar la llegada del presidente francés, Nicolás Sarkozy, y su esposa, Carla Bruni, dejó escapar un "oooh.." de decepción al comprobar que el mandatario galo llegó en solitario a la Cámara Baja, mientras que su esposa entró cuando el dirigente francés ya se encontraba en el palacio de las Cortes.
Sarkozy llegó al patio de Floridablanca pasadas las 10.30 de la mañana y allí fue recibido por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y por los presidentes del Congreso, José Bono, y del Senado, Javier Rojo.
Los balcones de los edificios cercanos al palacio de la Carrera de San Jerónimo estaban llenos de curiosos y decenas de personas esperaban a pie de calle. Querían ver a Sarkozy pero, sobre todo, a Carla Bruni, cazar algún gesto de complicidad típico de la pareja y juzgar por sí mismos sobre la elegancia de la primera dama francesa.
Sin embargo, las tres primeras autoridades del Estado y el visitante del otro lado de la frontera escucharon juntos los himnos de ambos países, interpretados por la Banda de Música del Cuerpo Nacional de Policía.
Entraron después al palacio, donde Sarkozy conoció a los miembros de la Mesa de ambas Cámaras y se produjo el intercambio de regalos. Bono le entregó la medalla del Congreso y un ejemplar facsímil, edición de lujo, de la Constitución Española de 1978. Rojo le hizo entrega de la medalla del Senado y de un atlas.
Todos juntos se dirigieron al Vestíbulo de Isabel II, en el que el presidente de Francia presentó a su delegación oficial y firmó el Libro de Honor. Fue allí donde se encontró con su mujer y entre miradas cómplices le enseñó la medalla del Congreso que aún llevaba al cuello.
En el Escritorio de la Constitución, el presidente de la República Francesa conoció a los portavoces de los grupos parlamentarios en el Congreso de los Diputados y el Senado y acontinuación pasó al Hemiciclo para pronunicar su discurso.
Al entrar su primer gesto fue para buscar a su esposa, situada en la tribuna de invitados, a la que hizo un gesto con la mano y a la que miró con cariño en varias ocasiones durante su alocución.
Ella, vestida con un traje de chaqueta azul y camisa blanca, observó con interés todos los detalles del palacio y siguió con concentrada atención el discurso de su marido. Al final salió por la misma puerta que Sarkozy.
(SERVIMEDIA)
28 Abr 2009
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