En el encuentro, que se celebrará en el Palacio de La Moncloa, Llamazares dirá al jefe del Ejecutivo que hoy por hoy no se dan los requisitos para que IU-ICV de su voto favorable a las cuentas públicas para el año que viene, según informaron a Servimedia fuentes de la coalición.

Llamazares quiere que Zapatero concrete cómo se va a plasmar en los Presupuestos la financiación de la Ley de Dependencia, la sanidad, la educación y la vivienda, materias en las que no basta con incrementar las dotaciones en función del crecimiento económico. En el Plan de Vivienda, por ejemplo, no se dará por satisfecho con un incremento presupuestario del 20%, sino que pedirá un 50% más.

El líder de IU quiere tratar también las materias incluidas en el diálogo social, especialmente la reforma laboral, que no respaldará si abarata los despidos, como tampoco compartirá una reforma fiscal que no cumpla los requisitos de progresividad que exige la coalición, ya que rebaja los impuestos a las rentas más altas.

Igualmente, aprovechará para reclamar al jefe del Ejecutivo que impulse la política de igualdad de género e incremente la apuesta por el desarrollo sostenible, la cooperación y el compromiso medioambiental, con una negociación para el cierre de las centrales nucleares.

BATALLA MUNICIPAL

La reunión incluirá un segundo gran bloque de debate dedicado al municipalismo, en el que IU quiere avanzar con el traspaso de competencias de las comunidades autónomas a los entes locales, lo que será el caballo de batalla de la coalición hasta las elecciones de 2007.

Llamazares exigirá a Zapatero que cumpla el acuerdo que su formación alcanzó con el ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, en el sentido de flexibilizar la Ley de Estabilidad Presupuestaria para los ayuntamientos, a los que se permitirá un margen de endeudamiento del 0,5%, dentro del 1% en el que podrán incurrir las administraciones públicas.

Por último, expresará al presidente del Gobierno su "honda preocupación" por la política del Ejecutivo respecto al Sáhara occidental y las relaciones con Marruecos, agravada por la decisión de las autoridades marroquíes de expulsar a varias delegaciones españolas.