Con motivo de la celebración del Día Mundial de la Obesidad, Moya subraya la necesidad de que el Sistema Nacional de Salud (SNS) reconozca que “la obesidad es una enfermedad crónica y multifactorial”. “Te dicen que es un problema de salud pública y yo les digo que no, que es una enfermedad que supone un gasto de más de un 2% del PIB nacional”, sostiene en una entrevista a Servimedia.

Según datos de la Sociedad Española por el Estudio de la Obesidad (Seedo), la obesidad afecta a alrededor del 23,8% de la población adulta en España y más del 40% de los niños y adolescentes presentan problemas de sobrepeso.

Federico afirma que la obesidad es una enfermedad porque así lo ha vivido y lo sigue haciendo a través de la asociación. Recuerda que nunca fue un niño con obesidad, pero a medida que fue creciendo, “por problemas de ansiedad”, ganó peso sin parar.

“Fue a raíz del fallecimiento de mi madre, empecé a comer sin control". De hecho, Federico era capaz de acostarse y en mitad de lo noche levantarse para comer 18 donuts con dos litros de refresco. Y esto lo repetía cada día de la semana, lo que le condujo a alcanzar los 183 kilogramos de peso.

La doctora María del Mar Malagón | Foto cedida por Seedo

EL PESO DE LA INCOMPRESIÓN

“Llegué a un límite en el que no podía ni atarme los cordones de los zapatos y tuve que avisar a mi padre para que me ayudara. Entonces fue cuando empecé mi lucha con los profesionales de la salud”, recuerda. “En casos de obesidad severa, la calidad de vida se reduce efectivamente porque es la causa de otras enfermedades como diabetes tipo 2, enfermedad hepática, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer”, explica a Servimedia la presidenta de la Sociedad Española por el Estudio de la Obesidad (Seedo), la doctora María del Mar Malagón.

Además, “la obesidad disminuye la esperanza de vida”, advierte la doctora Malagón, que se refiere a un estudio de la OMS que sitúa en cinco los años de pérdida de vida.

Federico paso un año peleando con su médico de Atención Primaria para que le derivara a endocrinología. “Cuando llegas allí, pasas por muchas consultas y nada más verte, sin saber ni siquiera a lo que vas, ya tienen la frase: 'Cierra la boca y anda'".

Estaba cansado de acumular dietas fotocopiadas de 1.200 o 1.500 calorías que los endocrinólogos sacaban de un cajón. “Un día entré y le dije: ‘Doctor, yo me quiero operar porque llevo diez años luchando, haciendo dietas, no me ha funcionado y necesito poner remedio a mi vida ya’”. La respuesta del médico fue: ‘¿Sabes que puedes morir?’. Pero el cántabro estaba decidido y así lo hizo.

Con 100 kilogramos menos, Federico se siente con más fuerza y energía, pero paradójicamente lo que más pesa a las personas que viven con obesidad no son los kilos, sino la incomprensión y a veces incluso el estigma de esta patología.

“Se habla mucho en nuestro país de las unidades multidisciplinares en el abordaje de la obesidad y ahí deberían también estar los pacientes porque son la voz de la experiencia”, reivindica Moya.

En esta línea de actuación, la Sociedad Española por el Estudio de la Obesidad acaba de publicar la guía GIRO, que “ofrece información y mecanismos para que el estigma asociado a los profesionales sanitarios desaparezca porque estos pacientes han de ser tratados de manera objetiva, no con una visión de culpabilización de su enfermedad”, explica su presidenta. Una guía que permita dar un giro de perspectiva; con pacientes que no se sientan juzgados, solo diagnosticados y tratados adecuadamente.