"Si tuviera que felicitar a alguien por esta sentencia lo haría personalmnte al señor Polanco", dijo a la Cope. "Esa felicitación al señor Polanco y al señor Cebrián la haría por un solo motivo, y es que en el año 97 hubo un asunto que se llamó 'Sogecable' en el que no pudieron comprar a un juez".

Gómez de Liaño aseguró que no se arrepiente de nada de lo que hizo durante la instrucción del "caso Sogecable", porque "todo lo hacía siendo un juez justo". Añadió que "un juez justo tiene derecho a que se le respete su visión de la justicia".

Tras rechazar que haya dictado esoluciones injustas, y "menos aún a sabiendas", Gómez de Liaño reconoció ser "empecinado", si bien añadió que muchos de los casos que ha instruido, como el "caso Lasa-Zabala", "no hubieran llegado a buen puerto" de no haber sido por su obstinación.