En su discurso, Ardanza hizo mención también a la situación en los países de la Europa del Este y a la violencia terrorista. Aseguró a este respecto que la "vertginosa desaparición de la URSS nos plantea a todos preocupantes incógnitas de futuro".

"En el mismo corazón de Europa, la guerra ha vuelto a ser la respuesta cruel e impotente a los interrogantes abiertos por unas naciones -la serbia, la eslovena y la croata- que llevan siglos buscando fallidamente fórmulas civilizadas de convivencia pacífica", añadió.

En opinión del jefe del Ejecutivo vasco, la Unión Europea, recién alumbrada en la "cumbre" de Maastricht, se encuentra tan ocupada en superar sus ropias tensiones y rivalidades internas "que no logra hacer creer con la suficiente eficacia y cohesión su acción mediadora en unos procesos que tan directamente le afectan".

DEMENCIAL FANATISMO

En referencia la violencia terrorista, el "lendakari" señaló que "sería un imperdonable signo de insensibilidad si no recordamos en estos días a las víctimas, siempre inocentes, que con tan especial crueldad ha causado este año el demencial fanatismo que todavía sigue actuando en nuestro pueblo".

"No seía tampoco honrado cerrar los ojos ante una situación industrial que está sumiendo a buen número de familias vascas en la inseguridad y suscitando en la población serias dudas sobre nuestra capacidad para afrontar los retos del inmediato futuro".

José Antonio Ardanza hizo hincapié en que no hay que perder la esperanza, "ya que parece, a veces, como si hubiéramos perdido conciencia de nuestro propio ser y de nuestra propia historia. Oyéndonos hablar alguien podría creer que el nuestro es un pueblo que e un estado permanente de prosperidad Ha pasado a otro de extrema pobreza".

En su opinión, "ninguno de los dos extremos es verdad. Olvidamos con frecuencia que nuestra historia es la de un pueblo que con escasos recursos materiales ha ido generando niveles de relativa prosperidad y bienestar, a base, principalmente, de su propio esfuerzo y de sus propios recursos humanos".

Seguidamente pidió a los distintos sectores de la sociedad vasca un esfuerzo para salir de la crisis, apelando a su propio goierno y a las diferentes administraciones vascas "para esmerar la honradez e intensificar la eficacia al servicio de los intereses del país".

Asimismo, hizo un llamamiento a los partidos políticos para que centren sus esfuerzos en los problemas que más preocupan a la población y que sus intereses partidarios no impidan la convergencia de voluntades que requiere la actual situación económica vasca.

Pidió también a la sociedad vasca que haga un juicio exacto de la realidad: "Intensifiquemos nuestrocomportamiento cívico y recuperemos los valores en que siempre hemos creído, porque nuestra capacidad para superar dificultades depende de nosotros mismos y del compromiso que asumamos con nuestro propio país".