"ETA decidió matar a Gregorio Ordóñez no por su pertenencia al Partido Popular, sino por no querer trabajar sobre una solución para la situación de Euskadi", puntualizó el etarra.

Lasarte hizo estas declaraciones al llegar a la sala de la Audiencia en la que era juzgado como "colaborador necesario" para el asesinato del dirigente del PP.

Instantes después solicitó al tribunal retirarse de la vista y dijo que no quería estar allí más tiepo, lo que pidió a gritos al magistrado que presidía la vista. Este decidió que Lasarte permaneciera allí mientras el Ministerio Fiscal le leía el desarrollo de los hechos que costaron la vida a Gregorio Ordóñez.

En ese momento, Lasarte comenzó a dar puñetazos en el crital blindado de la cabina desde la que declaraba. Miembros de la Guardia Civil le esposaron, ante lo que se dedicó a empujar las cristaleras con el hombro y, luego, a propinar fuertes patadas que hacían temblar toda la cabina y parte dela sala.

Mientras, en la sala, y entre el desconcierto causado por la traductora, que no se enteraba muy bien de lo que decía Lasarte, surgieron voces que decían "dejarle que dé golpes, a ver si se rompe la cabeza".

La situación provocó un cierto desconcierto que fue zanjado por el magistrado que dirigiá la vista, que decidió que Valentín Lasarte podía retirarse de la sala, pero no ir todavía a su centro penitenciario, por lo que fue conducido a los calabozos de la Audiencia Nacional, mientras cotinuaba el interrogatorio a algunos testigos del asesinato de Gregorio Ordóñez.

Mientras se retiraba de la sala, y en castellano, Lasarte gritaba que "la represión no es la solución a los problemas políticos de Euskadi ni de los presos y militantes de ETA".