"Quisiera solemnemente, y sometiéndome a juramento, jurar por Dios y por mi honor que nunca he ordenado semejantes cosas, ni el secuestro, ni las torturas, ni el asesinato de esos hombres (Lasa y Zabala). Y Al margen de este juramento, afirmo mi certeza absoluta de que mis hombres también son inocentes", dijo.

Rodríguez Galindo alegó que hasta que no haya n informe técnico, no reconocerá su voz en unas cintas en las que supuestamente hablaba con Enrique Dorado -también procesado en el caso- sobre las gestiones que estaba realizando para que le otorgaran la pensión de inutilidad física antes de que se le retirase la condición de militar.

No obstante, reconoció que en varias ocasiones mantuvo conversaciones con el ex guardia civil Dorado, tanto en relación a la pensión como al "caso Lasa-Zabala", y añadió que, siendo inocentes, eran perseguidos constanteente.

Asimismo, dijo que siempre se interesaba por la situación de todos y cada uno de los agentes que tenía a su servicio y sus familias. "Por todos ellos he hecho gestiones siempre que he podido", afirmó.

Por otro lado, aseguró que ni él ni sus subordinados investigaron la desaparición de los presuntos etarras Lasa y Zabala, a los que vinvuló con ETA-militar, y que nunca recibió órdenes de hacerlo. En este sentido, añadió que considera "incomprensible" que sus hombres actuasen al margen de sus rdenes.

Algunas de las preguntas de la defensa se refirieron a testigos que declararán a petición de la acusación, como Zabarte Arregui, conocido como "el carnicero de Mondragón", de quien Rodríguez Galindo dijo que era el pistolero más peligroso, con muchos asesinatos a sus espaldas.

Además, el general de la Guardia Civil fue preguntado por las relaciones entre el procesado Rafael Vera y el testigo Luis Roldán, ex director general de la Guardia Civil, que, dijo, "no eran muy buenas", como era coocido públicamente.